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¿Cómo bloqueamos nuestra abundancia sin darnos cuenta?

¿Cómo bloqueamos nuestra abundancia sin darnos cuenta?

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La abundancia no es solamente dinero. La abundancia es energía, fluye en todas las áreas de nuestra vida: relaciones, salud, bienestar, oportunidades, proyectos y, por supuesto, economía. Sin embargo, muchas veces sin darnos cuenta bloqueamos nuestra abundancia con actitudes, pensamientos y creencias que nos limitan.

Hoy quiero compartirte algunos de los bloqueos de abundancia más comunes, para que puedas identificarlos y empezar a transformarlos.

  1. Bloqueas tu abundancia cuando pedís todo gratis.

    Creer que todo debe ser regalado es una de las formas más claras de cortar el flujo de la energía de la abundancia. La energía se mueve en un dar y recibir equilibrado. Cuando pedimos sin dar nada a cambio, enviamos al universo el mensaje de que no valoramos el trabajo, el tiempo ni el esfuerzo de los demás.

  2. Bloqueas tu abundancia cuando querés pagar lo menos posible.

    Buscar siempre lo más barato o regatear constantemente no habla de inteligencia financiera, sino de escasez. El ahorro saludable es distinto al querer obtener valor sin reconocer su verdadero precio. La abundancia se abre cuando pagamos con gusto y gratitud por lo que recibimos.

  3. Bloqueas tu abundancia cuando pensás que un conocido no debería cobrarte.

    Creer que por amistad, parentesco o cercanía alguien no debe cobrar es una distorsión. El trabajo del otro tiene valor, sin importar el vínculo que nos una. Cada vez que desmerecemos el esfuerzo de alguien cercano, nos estamos desvalorizando a nosotros mismos.

  4. Bloqueas tu abundancia cuando asumís que alguien más debe hacer las cosas por vos.

    La abundancia llega con la responsabilidad personal. Delegar desde la comodidad, esperar que otros resuelvan nuestros problemas o que nos regalen soluciones, es cerrar las puertas a nuestro propio poder de creación.

  5. Bloqueas tu abundancia cuando no pagás tus deudas en tiempo y forma.

    La deuda es un compromiso. Al no cumplirlo, generamos estancamiento energético y cerramos los caminos. La abundancia ama el orden y la responsabilidad. Cada deuda saldada es un espacio liberado para que llegue algo nuevo.

  6. Bloqueas tu abundancia cuando tenés miedo a invertir en vos.

    No animarte a capacitarte, a mejorar tus herramientas o a invertir en tu bienestar es una forma de negarte a crecer. La abundancia requiere confianza: lo que invertís en vos se multiplica en nuevas oportunidades y expansiones.

  7. Bloqueas tu abundancia cuando te quejás todo el tiempo.

    La queja es una vibración de escasez. Cuanto más nos quejamos, más nos enfocamos en lo que falta. La gratitud, en cambio, abre puertas y multiplica lo que tenemos.

  8. Bloqueas tu abundancia cuando no compartís.

    Aferrarse con miedo a lo poco que se tiene bloquea el flujo natural de dar y recibir. La abundancia se expande cuando compartimos, confiando en que el universo siempre nos repone multiplicado.

  9. Bloqueas tu abundancia cuando repetís patrones familiares de carencia.

    Muchas veces cargamos con historias que no son nuestras: creencias heredadas de que “el dinero corrompe”, “hay que sufrir para ganarlo” o “en nuestra familia siempre nos costó todo”. Estos mandatos inconscientes cierran caminos hasta que los reconocemos y elegimos cambiarlos.

Bloqueas tu abundancia cuando no te sentís merecedor.

Podés trabajar mucho, esforzarte y hasta generar ingresos, pero si en tu interior no te creés digno de recibir, la abundancia nunca se sostiene. El merecimiento es la llave maestra.

La abundancia desde lo transgeneracional y lo sistémico.

Cuando hablamos de abundancia no hablamos solo de dinero, hablamos de energía vital. Muchas veces los bloqueos no son nuestros, sino que vienen heredados: historias de carencia, de guerras, de pérdidas, de mandatos familiares que siguen vibrando en nuestro sistema. Sanar la abundancia es también honrar a quienes vinieron antes, reconocer sus luchas y soltar la lealtad inconsciente a la escasez. No se trata de culpar a la familia, sino de agradecer lo que recibimos y abrirnos a nuevas posibilidades. La abundancia es equilibrio, es dar y recibir, es confiar en que el universo es un lugar fértil que siempre tiene más para nosotros. Cuando nos animamos a soltar las viejas creencias y a elegir desde la gratitud, la abundancia empieza a fluir con naturalidad. Y recordá: la abundancia no es solo tener, es ser, sentir y expandir.